Tras una noche brumosa y despejándose la niebla; Londres se descubre ante nuestros ojos con la claridad de una fantasia de Lewis Carrol: jardines, céspedes, árboles y fuentes descubiertos entre los vericuetos de las calles orilladas a los meandros del Río Támesis.
Cuantos fantasmas -de esos que se crearon en el ingenio de Charles Dickens- deambulan entre los escaparates y cajas de frutas expuestas sobre la calle.
Londres ofrece a sus millones de visitantes anuales los atractivos mas diversos: tantos de su época medieval, de su revolución industrial, su período Victoriano hasta de los rescoldos del rock y blues de sus bandas actuales.
El teatro de Sheaskpere, los musicales de Lloyd Webber, el golf, el futbol. Cada visitante tiene su propia razón para venir….. y siempre es una, muy buena razón.
Gonzalo Angulo
Gonzalo Angulo
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